Hola de nuevo. Apenas una semana de vuelta a la normalidad y ya voy cogiendo el ritmo, porque las vacaciones tienen no sólo la función de descansar, sino que se desconecta de una manera que luego...no encuentras las conexiones para volver a conectar. Así es que ¡hala!, vamos con una nueva recuperación, a ver si os gusta.
El pie de máquina de coser que os voy a enseñar hoy ha sido uno de los trastos que más he tardado en conseguir. Tenía muchísimas ganas de comprar una máquina de coser antigua para aprovechar el pie de hierro, pero las que encontraba eran excesivamente caras; opté por buscar sólo el pie y han llegado a pedirme hasta 150 € por uno de ellos, y no tenía ninguna intención de pagar ese precio, ya que además tenía que añadir el coste en materiales para la restauración:
Pero en una de nuestras excursiones al mercadillo semanal de
Estremoz (la semana pasada dediqué el post a este mercado, lo podéis ver AQUÍ) pasamos por Borba, otro
pueblecito portugués repleto de tiendas de antigüedades y velharias. Y fue en
un almacén de Borba donde encontré este pie de máquina de coser antiguo. Estaba a la intemperie,
en un terreno encharcado, lleno de óxido y de barro y el dueño del almacén nos
pidió ¡¡15 €!! con la condición de que nos metiésemos nosotros en el charco a por
él. Y ¡vamos que si nos metimos!, hasta un plástico tuvimos que extender en el
maletero para que no lo pusiera todo perdido de lodo, agua, óxido y restos de
pintura que se descascarillaba al rozar.
Es una pena pero no tengo fotos de entonces. En Internet he
visto este pie de máquina que tiene un color muy parecido al que os comento,
aunque el nuestro estaba mucho más estropeado:
El procedimiento que empleé fue el siguiente:
1º.- Lavado a conciencia con agua a presión y detergente,
frontando con cepillos de cerdas metálicas para eliminar todos los restos
posibles de suciedad.
2º.- Decapado con decapante químico. Siempre uso el de la
marca 5 aros de Mongay, es muy potente y, al ser líquido, penetra por todos los
recovecos. Ésta fue la parte más tediosa de la recuperación, porque tenía
varias capas de pintura, debajo de la capa marrón que se ve en las fotografías
aparecía otra negra y todavía otra más de color marrón más oscuro.
3º.- Cuando estuvo totalmente limpio de pintura vieja le
apliqué imprimación multiusos de color negro, ya que mi intención era pintarlo
de negro. Pero después de dos manos de imprimación vi que me gustaba cómo
quedaba y que no era necesario aplicar pintura.
4º.- Como último detalle apliqué cera dorada con el dedo en
las zonas más salientes, para darle unos toques envejecidos y romper la
monotonía del negro. Para acabar una capa de barniz para protegerlo bien.
Y así luce desde hace dos años en mi casa del pueblo.
Encargué un cristal a medida que sujeto con cuatro ventosas pequeñitas y lo
utilizo para colocar fotografías familiares. Me encanta cómo queda, y me gusta
pensar que si no lo hubiéramos sacado del charco en estos dos años que han
pasado hubiera sido totalmente inservible por el óxido y el deterioro.
Y aquí está, cumpliendo dignamente una labor distinta de la
función para la que se creó.
¿Qué os parece? Estuve dudando si poner la encimera de cristal o de madera, al final me decidí por el cristla. ¿Creéis que quedaría mejor con un sobre de madera en vez de cristal?.