domingo, 24 de abril de 2016

Letrero para una fiesta en el campo.



¿Os acordáis de la cajita de bailarina que hice para mi sobrina Victoria? Pues la bailarina, que es la benjamina de la familia, ha hecho la primera comunión y su mamá, que es muuuuy valiente, lo ha querido celebrar en casa, porque viven en el campo. Así es que para contribuir a la decoración del jardín hice este letrero que os enseño, con un mini texto en inglés y el primer apellido de la familia (lo de poner sólo un apellido es una costumbre muy anglosajona, por eso estuve pensando si poner los dos apellidos, pero como me parecía muy antiestético y era para una fiesta...así lo dejé ).



domingo, 10 de abril de 2016

Cuadro hecho con maderas de palé.


El trabajo que he estado haciendo esta semana ha sido...uhmm, ¿cómo lo diría?, un trabajo de celestina. Porque he encontrado un soporte de madera que le iba como anillo al dedo a una servilleta y viceversa. Y el resultado de juntarlos ha sido un cuadro chulísimo que me gusta tanto que no creo que sea capaz de venderlo jaja. Esto del alma de los trastos viejos se me está subiendo a la cabeza, xD.

El caso es que tenía esta servilleta desde hace ni se sabe el tiempo.

Sólo compré una (¿en qué estaría pensando?) y, como en el cuento, no sabía en qué gastar la monedita. (Desde entonces siempre que veo servilletas bonitas compro varias o directamente el paquete entero, jaja). 

domingo, 3 de abril de 2016

Cómo aprovechar restos de velas.

Las navidades pasadas compré en Primark una vela de tres cabos que venía en una lata preciosa decorada en tonos azul cielo. La vela era perfumada y, como ya os comenté en una ocasión, a última hora de la tarde me gusta encender en mi casa dos o tres velas, porque suelo cocinar por las tardes y aunque pongo cuidado de mantener la puerta de la cocina cerrada es inevitable que escape olor al salón. Para no enfriar la casa abriendo las ventanas a esa hora enciendo unas velas que, además de aportar un aroma muy suave, purifican el aire y crean un ambiente muy acogedor. Y cuando llega el buen tiempo, que ya se puede tener todo abierto por las tardes, pues... las sigo encendiendo jaja, la costumbre y la calidez que trasmiten, que me encanta.


El caso es que, aunque tenía tres cabos, cuando éstos se acabaron todavía quedaban restos de cera, bastante además. Y me daba pena desperdiciarla.