Éste ha sido el primer trabajo en el que he utilizado las pinturas de tiza o chalk paint. Es curioso cómo en decoración van cambiando las tendencias y las técnicas decorativas, por eso tenía muchísimas ganas de probarlas, además son unos colores tan bonitos... Pero es verdad que no se puede trabajar con ellas igual que con la pintura acrílica que utilizo normalmente, porque no se comportan igual.
El mueble a restaurar en este caso es un escritorio que no estaba en el doblao, sino en mi casa desde hace un montón de años. No sé porqué lo compré, porque nunca me han gustado los muebles con brillos, con incrustaciones y demás. Pero tenía muchas ganas de un escritorio como mesita auxiliar y no encontré otra cosa, así es que "cargué" con él hasta que he tenido valor para pintarlo.
Cuando por fin lo tuve en la "mesa de operaciones" me di cuenta de las grietas y los golpes que tenía, fruto seguramente de la convivencia con mis hijos pequeños.
Aunque las pinturas chalk paint no necesitan que se decape anteriormente, como era la primera vez y no estaba muy segura del resultado pasé la lijadora por todo el mueble, para quitar por lo menos el brillo del barniz y que no me patinase la pintura.
Elegí los colores Old White para la parte externa y French Linen para el interior y los dos cajones pequeños, ambas de la marca Annie Sloam.
Además, con el color french linen decoré los dos cajones grandes, dándole uniformidad a todo el frontal.
Una vez estuvo todo pintado vino la complicación, supongo que por desconocimiento. A mí me gusta en todos los trabajos matizar la pintura, bien aplicando una pátina de óleo, bien haciendo un barrido de color... para que los colores nos se vean puros. En este caso decidí aplicar pátina blanca al color gris y pátina gris al color blanco, para contrastar.
Pues con esta pintura eso no es posible, al menos no directamente. Es necesario, como me explicó la propia Annie Sloam en la Diy Show, aplicar cera encima de la pintura y, una vez que se ha absorvido totalmente la cera aplicar la terminación que queramos. Esto no lo sabía, con lo cual la parte superior del escritorio, donde hice las pruebas, tuve que pintarla/despintarla al menos cuatro veces. Al final conseguí darle el aspecto que pretendía mezclando la pátina al óleo con la cera y aplicando y retirando casi inmediatamente, para evitar que la pintura absorviera por completo la cera y quedasen manchas. Una odisea, vamos.
Al final ha quedado bonito, los matices del gris sobre el blanco le dan un aspecto muy sofisticado y contrastan con el gris del interior.
Los tiradores son los mismos que tenía el mueble pintados con sus correspondientes colores. No utilicé imprimación y la pintura agarró perfectamente.
Los cajones pequeñitos los forré con un piqué gris que os enseñé en el tutorial para entelar un cajón, y a los cajones grandes les puse una tela de cuadritos en dos tonos de beis en la base, rematado con un cordón del mismo tono.
Estos cajones los utilizo para guardar labores de mi familia, de mi abuela, de mi tí Rafa, de mi madre... que no tienen mucha utilidad pero que me encanta conservar por ser de ellas
Es una pena que la pared del salón donde va esté pintada con un tono tan suave, porque el mueble destacaría más sobre un marrón chocolate, un gris oscuro... pero claro, no voy a pintar el salón para que combine con el mueble jaja, al menos de momento.
Tengo muchas ganas de volver a probar las pinturas de tiza, ahora que ya sé cómo trabajar con ellas. Pero el próximo trabajo será con las Mary Paint de El taller de la artesana, que también tengo ganas de probar.
Con
este post te deseo Feliz Navidad y me despido hasta después de
las fiestas, porque durante estos días no me va a dar tiempo a publicar.
Gracias de corazón por estos seis meses de blog en los que has
estado conmigo. Nos vemos en el año que entra para seguir compartiendo
trastos bonitos.