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Después de enseñaros la semana pasada cómo hice el cabecero para mi habitación, hoy os enseño el cambio que le he dado a la cómoda, que también le hacía mucha falta. Se trata de una cómoda de madera de pino, de estos muebles que se veían mucho hace unos años, muebles naturales o en crudo les decían. Pues es ese tipo de mueble, sólido y macizo con una capa de barniz brillante encima.
Por supuesto no me quería deshacer de ella, porque el mueble en sí es bonito y tiene mucha capacidad, pero la verdad es que ese tono color miel ya no me gustaba nada, así es que pensé actualizarla de forma que pudiera ser reversible, y que si un día vuelvo a sentir lo mismo, que estoy cansada del color, pues pueda volver a cambiarle el aspecto otra vez. Esa es la ventaja de los muebles macizos, que pueden aguantar lijada tras lijada los pobres jaja.
Opté por una combinación que me gusta mucho y que estaba deseando poner en algún mueble desde que Julia arregló sus muebles del salón (en este post nos enseñó cómo había hecho con el mueble de la televisión, que le quedó genial).
Con la lijadora quité la protección que tenía la encimera, y, aunque iba a utilizar pintura a la tiza, lijé someramente el resto del mueble, para que la pintura agarrase mejor. ¡¡Y lo tuve que hacer todo en la habitación!!. No me quiero ni acordar de la que se lio. Estaba sola en casa, porque lo hice aprovechando unos días de vacaciones atrasadas y además estaba lloviendo, con lo cual imposible pensar en hacerlo en la terraza. Además la cómoda es contundente y muy ancha, y pesa lo suyo, así es que cubrí todo lo que pude con sábanas viejas y me puse a lijar, intentando no pensar mucho en la polvarina que iba a tener que recoger luego jaja. Menos mal que la lijadora tiene una mini-función de aspirado que quitó parte del polvo; el resto pues eso, a mano xD.
El tinte es color roble, ya lo he usado más veces y me encanta.
Cuando secó lija suavecita y tapaporos.
Cuando volvió a secar de nuevo lija muy suave y terminación con cera. La cera que utilicé es una mezcolanza de varios restos de cera incolora y cera con color, así es que la fui dosificando para que me diese para todo el dormitorio, porque imposible volver a encontrar el color. Esta cera la he usado tanto en la encimera como sobre la pintura blanca.
La estructura y el frente de los cajones los pinté con Chalk y Finish color blanco antiguo.
Después con una lija de grano muy grueso y con mucho cuidado fui lijando todos los salientes del mueble, para eliminar la pintura blanca e imitar las supuestas rozaduras que le podría haber proporcionado el tiempo.
Como la cera tenía un poquito de color se fue colando por las rozaduras y le ha dado un aspecto aún más envejecido. Y así ha quedado:
Los tiradores son de Zara Home, hay tantos y tan bonitos que siempre es un problema elegir uno solo.
Ahora estoy con las mesillas, en cuanto estén haré una foto con todos los cambios de la habitación, a ver qué os parece.
De momento ya se nota más luz, es increíble cómo el cambio de un mueble puede hacer tanto efecto sobre todo el dormitorio.
Y con este post me voy al Desafío Color de Amor por la decoración, que este mes el color elegido es el...¡¡blanco!!. Pasaros por allí, habrá propuestas encantadoras.
Y con este post me voy al Desafío Color de Amor por la decoración, que este mes el color elegido es el...¡¡blanco!!. Pasaros por allí, habrá propuestas encantadoras.
Besos.
