Hace unas semanas me
llamó mi hijo mayor con mucha urgencia: “mamá, enfrente de mi
casa hay un palé junto al contenedor. Lo estoy viendo y seguro que
te gusta, porque tiene la madera en bruto. ¿Te lo cojo?”.
Jaja, me emociona que mis hijos, a pesar del cachondeíto que me han
tenido siempre con los trastos, sepan lo que me gusta y siempre anden dispuestos a echarme una mano. La respuesta estaba
clara: ¡¡Por supuesto!!”.
Y
realmente era bonito: está como hecho con prisas y sin ningún
detalle, los tablones incluso conservan parte de la corteza del
árbol.
Así es que saqué la artillería y casi inmediatamente me puse a desmontarlo.
¡¡Qué trabajo más antipático es desmontar un palé, de verdad!!. Se necesita una buena cantidad de fuerza física, a pesar de las herramientas, y yo siempre acabo llena de arañazos, astillas clavadas, sudando, los brazos doloridos…
¡¡Qué trabajo más antipático es desmontar un palé, de verdad!!. Se necesita una buena cantidad de fuerza física, a pesar de las herramientas, y yo siempre acabo llena de arañazos, astillas clavadas, sudando, los brazos doloridos…
Mirar las puntas/tornillos
que tenía.
(Señores
fabricantes de palets: piensen un poco en las maría basurillas que
recogen los palés abandonados en la calle y que los tienen que
desmontar a fuerza bruta. ¡¡Que nos vamos a lusar todas las
articulaciones de brazos y piernas, xD!!).
La tabla que más me
interesaba era la que cruzaba en el medio, porque era en la que más
se veía la corteza del árbol. El problema es que la madera estaba
tan reseca que se soltaban todas las lascas de corteza apenas tocarlo
y era una lástima, porque las láminas y las astillas le daban justo
el aspecto rústico tan bonito.
Para que no se me
soltaran se me ocurrió darle a esas zonas con Alkyl diluído y
cuando estuvo seco, que se notaban un poquito más firmes, le apliqué
dos manos de Alkyl sin diluir. Todo esto antes de fregarlo, que es lo
que hago siempre apenas cojo un trasto. Una vez seco el Alyil ya sí
estaban tiesas y endurecidas todas las lascas de madera y lo pude
manejar con tranquilidad.
Cuando la madera de la corteza estuvo segura lo teñí todo con un apaño, mezclando Reparador con nogalina. ¿Y por qué hice esto?. Pues porque como ando continuamente llevando y trayendo cosas al pueblo ("me llevo la cera para darle al armario" "me traigo el decapante para comenzar estos marcos") nunca tengo el producto que necesito en el lugar en el que lo necesito. Conclusión: no tenía ningún tinte en casa, y no estaba por comprar uno nuevo cuando tengo unos cuantos a medias. Al final quedó un color bonito, ¿verdad?:
Dos nuevas manos de Alkyl y ya lo tenía preparado.
Compré tres perchas baratitas, no hice foto pero las habréis visto mil veces en las ferreterías. Después de lijar un poquito por encima apliqué una mano de imprimación negra y las pinté cada una de un color. Excepcionalmente he utilizado pinturas sintéticas (hace años que no uso este tipo de pintura, no me gustan mucho) pero la percha va a estar en la cochera y en invierno se nota la humedad, así es que me parecía que aguantaría mejor.
Las coloqué en la madera y la madera la fijamos a la pared. Con unas bolsas específicas para reciclar papel, vidrio y plástico ya tenemos organizado nuestro particular "rincón del reciclaje".
Bien sencillo, ¿verdad?. Espero que os guste y os animéis a usar las tablas de palé para hacer perchas para collares, perchas para la cocina, perchas para la entrada... En fin, hay mil posibilidades.
Besos.
Montaña.