Este aparador estaba en
una casa que no se habitaba desde hacía muchos años. Fatideas me lo ofreció porque sabe lo mucho que me
gustan los trastos, por si me podía venir bien para la casa del
pueblo. ¡¡Y vamos que si me venía bien!!. En cuanto lo vi tuve
claro que iba a servir de mueble de comedor, para colocar la vajilla,
los cubiertos y los manteles que usamos a diario. Ahora lo
tengo todo desperdigado (en la cocina los platos, en el armario de
las toallas los manteles, en el estudio las tazas del café) y con este mueble lo podré tener todo recogido en el mismo sitio y en orden.
El mueble no tenía faltas graves (carcoma, falta de material) pero sí estaba muy maltratado. La laca brillante del sobre y de los cajones estaba dentada y cuarteada; el faldón de madera totalmente arañado, como si se hubiera salpicado al fregar el suelo con un producto abrasivo.
La trasera estaba
enmohecida y todo el mueble olía a cerrado y a humedad.
Personalmente no me gustan este tipo de muebles, aunque ahora se han puesto de moda y hay quien
los ve muy atractivos. En mi caso no fue una elección sino una
oportunidad de aprovechar un mueble para algo que necesitaba
realmente, así es que pensé en un cambio radical que es el que le
he dado.
Lo primero, lógicamente, fue sacar la artillería pesada y lavar a conciencia todo el mueble, sin quedar ni un centímetro sin su ración de lejía y agua.
Así es que manguera en ristre fui fregando cada rincón para asegurarme de que quedaba en perfectas condiciones para alojar platos y tazas, que es lo que tengo previsto. Utilicé lejía para las zonas llenas de moho, sosa caústica para las zonas con restos de barniz y jabón neutro para las zonas que estaban simplemente sucias y llenas de polvo. El problema de trabajar con muebles tan grandes es que cualquier paso que se da (lavar, lijar, pintar...) es interminable, por las dimensiones y por el peso. Voltearlos es un problema y siempre hay que pedir ayuda, y no digamos cuando hay que subirlos o bajarlos de la "mesa de operaciones".
El problema vino con la encimera. Tenía una capa de laca de al menos medio centímetro de espesor y, a pesar de estar muy cuarteada, era imposible quitarla con ningún producto.
Así es que recurrí a la lija. Pero pronto me di cuenta de que aquello me iba a llevar una eternidad, porque cada centímetro de madera que quedaba libre de laca suponía casi una mañana entera de trabajo. Y otro buen rato limpiar (y limpiarme) todo el polvillo blanco que se producía.
Así es que a grandes males, grandes remedios. Compré una chapa de madera y la pegué encima. Después apliqué tinte color nogal americano a todas las partes visibles de madera, para unificar (no tengo ahora mismo una foto, pero como habrá "parte II" de este post, para que no se haga tan largo, pues entonces la pondré).
Me costó decidir qué estilo quería darle. Como la transformación iba a ser total podía elegir entre darle un aire romántico, en tonos suaves y con flores decoupage; o un aire más vintage, en color verde gustaviano (como esta consola) con estarcidos... y al final he optado por un estilo industrial (más o menos) con colores fuertes, inscripciones en los cajones y tiradores de escritorio.
Los colores los elegí basándome en la tendencia Twist del catálogo 2014 de Maisón du Monde: curry, albaricoque, abedul y pizarra (síiii, 2014, también tengo el catálogo 2015 y pronto sacarán el 2016, ¡¡y yo todavía no habré acabado el dichoso mueble jaja!!).
Así ando liada con los cajones y los colores:
Espero acabarlo antes de Navidad, a ver si para entonces tengo todo colocado, porque la verdad es que #estoyunpocohastaelgorro del mueble jaja. Aunque no esté acabado me apetecía muchísimo mostraros el trabajo, está siendo tan pesado que el hecho de tener pendiente la parte II ya me anima a continuar para acabarlo.
¿Os gusta el estilo que he elegido? Yo tengo mis dudas... ¡¡Anda, que como al final no me guste jajaja!!.
Besos.
Así es que recurrí a la lija. Pero pronto me di cuenta de que aquello me iba a llevar una eternidad, porque cada centímetro de madera que quedaba libre de laca suponía casi una mañana entera de trabajo. Y otro buen rato limpiar (y limpiarme) todo el polvillo blanco que se producía.
Me costó decidir qué estilo quería darle. Como la transformación iba a ser total podía elegir entre darle un aire romántico, en tonos suaves y con flores decoupage; o un aire más vintage, en color verde gustaviano (como esta consola) con estarcidos... y al final he optado por un estilo industrial (más o menos) con colores fuertes, inscripciones en los cajones y tiradores de escritorio.
Los colores los elegí basándome en la tendencia Twist del catálogo 2014 de Maisón du Monde: curry, albaricoque, abedul y pizarra (síiii, 2014, también tengo el catálogo 2015 y pronto sacarán el 2016, ¡¡y yo todavía no habré acabado el dichoso mueble jaja!!).
Así ando liada con los cajones y los colores:
Espero acabarlo antes de Navidad, a ver si para entonces tengo todo colocado, porque la verdad es que #estoyunpocohastaelgorro del mueble jaja. Aunque no esté acabado me apetecía muchísimo mostraros el trabajo, está siendo tan pesado que el hecho de tener pendiente la parte II ya me anima a continuar para acabarlo.
¿Os gusta el estilo que he elegido? Yo tengo mis dudas... ¡¡Anda, que como al final no me guste jajaja!!.
Besos.