En estos años he ido adquiriendo una serie de hábitos que me parece que son impresncindibles para poder avanzar en
esta ocupación, ya sea como aficionado/a o como profesional, y sobre todo para disfrutar de lo que se hace, y son los que te voy a contar. Aunque hay más cosas, podemos empezar con estas cinco:
PRIMERO: La limpieza. El número UNO con diferencia. Tanto la limpieza
referida a la propia pieza como la de las herramientas una vez
acabado el trabajo. Cada vez que empiezo un trabajo lo lavo/friego con el
producto adecuado (tengo pendiente hacer una tabla con los productos necesarios
para limpiar los objetos antes de empezar), no sólo para que las superficies
absorvan mejor los tratamientos posteriores sino por una cuestión únicamente
sanitaria. Soy un poco basurillas, y más de una vez he vuelto a casa con algún trasto que estaba al lado de un contenedor (o dentro, en el peor de los casos jaja). Si no lo hubiera limpiado a conciencia hubiera sido incapaz de trabajar con él.
La limpieza de las brochas es otro tema importante, tiene que ser concienzuda si
queremos que nos duren, es una pena invertir en brochas y pinceles de calidad
si no los vamos a cuidar. En el enlace que pongo debajo de la foto encontrarás una explicación muy extensa de cómo limpiar las brochas después de cada trabajo.
Y por último las herramientas: es mejor dejarlas perfectamente limpias y guardadas en sus estuches, junto a
sus consumibles. Así la próxima vez que las utilicemos no perderemos 15 minutos
en encontrar el papel de lija 080 para ponerlo en la lijadora (por ejemplo); o
la broca necesaria para esta espiga #quetienequeestarporaquí; o la hoja de sierra especial
para cortes curvos #silaheusadohacepoco, etc.
SEGUNDO: El orden. Muy relacionado con el punto anterior. Después
de un tiempo restaurando y decorando trastos me encuentro que tengo multitud de
restos de pinturas, colas diluídas, pátinas caseras... es decir, productos que se obtienen de la mezcla o disolución de otros, y que por tanto no
pueden ir en los botes originales. La solución pasa por hacerse de un buen
arsenal de botes de distintos tamaños, así como cualquier recipiente con un
buen cierre, preferentemente de vidrio, y etiquetar cada uno con el contenido.
Hay una diferencia entre trabajar aquí... |
... y aquí, ¿no te parece?. |
TERCERO: Todo puede servir en un momento determinado. Reconozco que
este hábito es especialmente peligroso, jajaja, pero no hay cosa que peor me
siente que acordarme de aquel remache que tiré porque no lo iba a volver a usar y resulta que “ahora” me vendría estupendamente para esto otro.
Como todo lo demás es cuestión de organizar y clasificar los restos de otros
trabajos para poder utilizarlos después.
Una idea para guardar piezas pequeñas |
CUARTO: Tener más de un trabajo al mismo tiempo. Siempre procuro tener dos o más cosas entre manos, para poder ir alternando los
trabajos. Y si son radicalmente distintos tanto mejor: si estoy tapizando una mecedora puedo estar decapando un perchero e ir pensando cómo decorar una caja de puros para guardar bisutería. De esta manera si me bloqueo con uno de los trabajos puedo “aparcarlo”
hasta que me venga la inspiración y mientras tanto seguir haciendo otra cosa
que me resulte más relajante.
TALLER ESCORIAL |
QUINTO (y muy, muy importante): Hacer las cosas sin prisas. Si hasta hoy he podido
pasar, por ejemplo, sin pintar de blanco un escritorio (AQUÍ) puedo pasar perfectamente tres
meses más, así cuando me ponga podré hacerlo sin prisas y disfrutando de todo el proceso. No sólo es
importante conseguir un mueble bonito, sino que todo el proceso resulte
relajante, entretenido, creativo... No es sólo llegar, hay que disfrutar del
viaje. Pues eso.
Eliminando barnices |
Pintando de blanco |