miércoles, 25 de marzo de 2015

Hoy compartimos... libertad.

Con este post y este maravilloso tema participo, una vez más, en el reto de Hoy compartimos, aunque para ser sincera me ha costado un poco situarme con la temática de mi blog en esta convocatoria.

Porque la libertad siempre la asociamos a practicar surf en una playa desierta, montar en bicicleta por un sendero cuesta abajo (y si es sin frenos ya es el colmo de la libertad jajaja), el horizonte lejano subidos a un picacho de una gran cordillera... pero libertad es también (y sobre todo) la capacidad de elegir.

Pinturas artesanales de Restaura y Recupera
 
Pinturas al agua de Mary Paint
Pinturas El sabor de lo antiguo
 A mí ese aspecto de la libertad me ha interesado especialmente en los momentos de mi vida en que he tenido que tomar decisiones más o menos trascendentales: sigo estudiando/busco un trabajo; me caso/continúo soltera; tengo hijos/no los tengo/tengo 1, 2 o 3; continúo con mi trabajo/busco un trabajo más atractivo, etc. Parecía que cada decisión me llevaba a "atarme" un poco más, a ir perdiendo parcelas de libertad. Pero he aprendido que no es así, la verdadera libertad está en, una vez tomada la decisión, responsabilizarte de ella y vivir acorde a lo que en ese momento te pareció más adecuado y marcó el resto de tu existencia. Porque no es verdad que el soltero sea más libre que el casado, que la pareja sin hijos sea más libre que la familia numerosa (y la de veces que he tenido que discutir esto), que el surfista sea más libre que el yudoka: somos libres si las decisiones las tomamos libremente (más o menos) y no condicionados al 100% por las circunstancias.
Pues todo este rollo intimista que os he soltado viene a cuento para explicaros cómo me siento cada miércoles cuando voy al taller en el que aprendo todo esto que voy mostrando en el blog. Y ojo que en el taller no se pueden dar dos pasos sin tropezar con persona o cosa, pero allí se es libre para trabajar o para pasar la tarde de tertulia; para ponerte con un trabajo nuevo o terminar otro que está a medias; para hacer trabajo duro (decapar) o trabajo fino (pintar, estaño, decoupage); para hacer caso a los consejos de la profesora o para dejarte llevar por la imaginación y hacer lo contrario (en esta decisión el final puede ser desastroso, claro, porque la "seño" es seño porque sabe más y ve más allá de lo que vemos nosotras, pero allá cada cual jajaja). 
Fuente de la imagen
Cada trabajo es personal y cada uno lo hace según su gusto, preferencia, habilidad y estado de ánimo. Y cada uno elige los colores, las formas, las terminaciones... aquello es un verdadero ejercicio de libertad cada miércoles. Claro que luego los resultados tampoco son todos iguales, y a veces, una vez  has finalizado un trabajo lo miras y... la cosa tiene un trago, pero ¿qué le vamos a hacer?, la decisión de mezclar amarillo con rojo, decoupage con pintura u otras mezclas de estas imposibles es personal, así es que ¡¡hala!! a disfrutar del trasto restaurado o al fregadero y vuelta a empezar. Si quieres, porque también eres libre para tirarlo a la basura jajaja.

No dejéis de pasaros por el blog Hoy compartimos, seguro que las fotos son espectaculares.

Besos.